domingo, 1 de abril de 2018

Algunas Notas a Apocalipsis IV, 2


2. Inmediatamente fui en espíritu y he aquí un trono puesto en el cielo y sobre el trono uno sentado.

Comentario:

Straubinger: “Me hallé en espíritu, exactamente como en I, 10, lo cual confirmaría lo que allí señalamos. Sobre la visión de Dios cfr. Ez. I, 22 ss y nota. Todo este capítulo, lo mismo que el siguiente, se inspira en los Profetas, especialmente Is. VI, Ez. I, Dan. VII. El rapto de Juan al cielo durará hasta el fin del capítulo IX”.

Caballero Sánchez: “Dada la orden, Juan dócil al Espíritu que obra en él, la cumple sin dilación: “Y al instante fui en espíritu”.

Nuestros doctores traducen este inciso: “caí en éxtasis”, como anteriormente “ir en Espíritu al día del Señor”, lo habían vuelto por “caer en éxtasis un día domingo”. El texto y el contexto condenan esa traducción. Porque el carisma profético que tiene Juan en acto no da lugar a ningún éxtasis particular; y porque “fui” corresponde a la orden de subir a la puerta del cielo…”.

Fillion: "Sedens: es decir, había uno sentado. La visión es dejada a propósito en una cierta vaguedad, aunque el contexto muestra claramente (ver los vv. 8-11 y también VII, 10.15; XII, 5, etc.) que se trata de Dios Padre. El recitado supone también que la divina presencia estaba simbolizada por una forma humana, como en Is. VI, 1 ss; Ez. I, 2 ss; Dan. VII, 9".

El “sentado en el trono” es, según algunos, Dios Padre. Alápide objeta que en Is. VI los Querubines cantan el trisagio "Santo, Santo, Santo", a la Ssma. Trinidad con lo cual aquí se refiere a la Divinidad en cuanto tal y no sólo al Padre.

Contra esto se puede contestar que las visiones corresponden a dos momentos diversos. Isaías vé a la Ssma. Trinidad, pero San Juan vé el consejo que se reúne en el cual se le entrega a Jesucristo el testamento que recibe de su Padre.

Este es el "Trono de mi Padre" del que habla Jesús. En VII, 10 se distingue "el Sentado en el trono" del "Cordero", y lo mismo en VI, 16 y XII, 5.

Alápide: "Alcázar cree que este trono de Dios era como el propiciatorio y los Querubines. En efecto, éstos eran el trono de Dios en el Templo de Salomón, a lo que aquí se alude. Pues los 24 Señores, dice, son los príncipes de los sacerdotes, los cuales eran 24 como se ve en I Paral. XXIV. De aquí que los siete candelabros responden también a las siete luces del candelabro, el mar de cristal al mar de bronce, los animales a los grandes Querubines, hechos por Salomón; finalmente el capítulo mismo termina con alabanzas y adoración a Dios. También cree que este mismo trono era el mismo en todas las visiones proféticas, como cuando Dios fue visto por Moisés y los ancianos, Ex. XXIV, 10, Is. VI, 1 y Ez. I, 22, excepto que, en lugar de la tabla dorada del propiciatorio, era de zafiro (Ex. XXIV, 10) y en Ez. I, 22 era cristalina; y así cree que era aquí, ya que este trono estaba en el cielo".